El señor Hert se detuvo ante la puerta de la tetería “Gardenia”. Recordó la tarde en la que concertó su primera cita con la señora Hibis hace cuarenta años y ella nunca se presentó. Al otro lado de la ciudad, la señora Hibis se detuvo ante la puerta de la tetería “Gavenia”. Recordó que el señor Hert no se presentó a la cita. Pero había pasado demasiado tiempo. Y llovía.
Microrrelato de Ma(r)i(a) Dorado
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